La soberbia es una forma particular de la discapacidad, que suele afectar a gobernantes, directivos de empresas, funcionarios públicos, integrantes de comisiones directivas, etc., pero también a porteros, choferes de autobús, empleados públicos y casi todos aquellos infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder.
He aquí algunos consejos para no caer en la tentación de adoptarla:
a) Diríjase a una zona rural, elija el campo que más le guste, desnúdese y espere a que anochezca.
b) Cruce entonces el alambrado con cuidado de no perder ninguno de los atributos del poder, y camine hasta que sienta que está en medio de la soledad más absoluta.
c) Una vez allí, levante la cabeza al cielo y mire las estrellas.
d) En ese instante usted, visto desde el espacio, debe ser algo así como un virus instalado sobre una pelota de fútbol.
e) Piense entonces que usted está parado sobre un minúsculo planeta que gira alrededor del sol, y que el sol es nada más que una estrella pequeña entre los miles de millones de estrellas, que usted está viendo, que forman nuestra galaxia.
f) Recuerde además que nuestra galaxia es una de los millones de galaxias que desde hace miles de millones de años giran a través del espacio.
g) Una vez que haya hecho esto, coloque los brazos en jarra sobre la cintura, en actitud desafiante, o adopte cualquier otra postura que le parezca lo suficientemente cabal como para expresar el inmenso poder que
usted tiene, e hinchando las venas del cuello grite con toda la voz que sea capaz de juntar en ese momento:
¡Yo sí que soy alguien verdaderamente poderoso!
Luego espere a ver el resultado.
Si ve que algunas estrellas se sacuden no se haga demasiadas ilusiones.
Es Dios que a veces no puede aguantar la risa.
Esto lo recibí de una amiga y no tengo idea si lo saco de algún lado o es de su obra mental ya que pienso que tiene la genialidad para hacerlo
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